Agosto / 2009 Valentina de Albornoz, una empresaria ejemplar que practica en serio el adagio: "Renovarse o morir"- Es una empresaria que gana vigencia por medio de la capacitación y la innovación. Lograr que un negocio sobreviva no es tarea fácil, mucho menos en un mercado globalizado, con una fuerte competencia y que cambia con los caprichos de la moda; sin embargo, podrá lograrlo si se mantiene a la vanguardia a través de una capacitación e innovación constante. Así lo demuestra Valentina de Albornoz, una empresaria que ha permanecido por más de 20 años en el mundo de la cosmetología estética y que hoy se lanza a la conquista de nuevos territorios. Con una licenciatura en Administración de Empresas, Valentina abrió una boutique de belleza hace dos décadas sin imaginar que un viaje a Nueva York para ver las tendencias de la cosmetología le cambiaría la vida. "Me acerqué tanto al área de la cosmetología que me cautivó y me quedé allá más de 15 días. Eran épocas en las que no había una globalización como la de ahora, cuando pocas eran las que tenían la vanguardia de aparatos europeos. Estar a la vanguardia siempre ha sido mi forma de ser, pues pienso que vale la pena invertir en algo que sea totalmente fuera de lo que más se tiene", relata. En entrevista recuerda que así es como decidió traer "lo mejor y más novedoso" a México. Su prestigio comenzó a crecer tanto que ahora sus servicios son fuertemente demandados al grado de que cerró su clínica para hacerla más grande y ofrecer más servicios. Valentina comenzó en el área de cosmetología; sin embargo, se dio cuenta que era muy importante estar joven tanto por dentro como por fuera por lo que empezó a ofrecer diferentes terapias para eliminar el estrés y la ansiedad. Así formó un matrimonio entre la cosmetología y las terapias ansiedad y fundó su primera clínica de medicina estética hace 12 años. Credibilidad, la base Algo muy importante para su desarrollo empresarial ha sido mantener su credibilidad, dice Valentina. "La credibilidad se gana con verdad. El problema de la mayoría es que las cosas se manipulan al ofrecer cosas inalcanzables", algo que ella evita hacer. "La clínica de medicina estética la he mantenido con gran pujanza", comenta al explicar que es de las pocas personas que primero espera que se demuestren las cosas que se ponen de moda. Sostiene: "Más vale que pase un tiempo de prudencia para saber que lo que se ofrece es lo correcto". En cuanto a sus servicios de medicina estética, en los que ofrece corrección de nariz sin cirugía, volumen y bordado de labios y botox, reducción de celulitis, desvanecimiento de arrugas, entre otros, asegura que es indispensable contar con médicos especializados. Tener la medicina estética como opción vigente y poder brindar a la gente un apoyo en casa que no sea costosa y sea eficaz han sido otras claves de su éxito. Sin ánimo de ser pretenciosa, Valentina sostiene que su producto estrella siempre ha sido ella, quien intenta amalgamar la idea de ser joven por dentro y por fuera a través de su oferta de servicios y productos de cuidado en el hogar "que son de buena calidad, bonitos y baratos" y que dan resultados. No obstante su esfuerzo, Valentina no ha estado exenta de las críticas. "Si hay algo que la humanidad no perdona, es el éxito, aunque haya sido ganado con mucho esfuerzo", comenta. Replicar el éxito Con tres sucursales propias y ante las constantes llamadas del interior del país que le pedían sus servicios, hace seis meses Valentina decidió replicar su negocio a través del sistema de franquicias. Ésta es una buena oportunidad de negocio, afirma la emprendedora ya que aunque ha cambiado mucho las necesidades, la belleza y tratamientos de juventud son algo que no pasan de moda y son importantes para seguridad personal. El mercado se ha abierto mucho en los últimos años, dice Valentina. Del total de sus clientes, 70% son mujeres y 30% hombres. Su mercado potencial está entre la gente de 25 a 80 años. El lugar ideal para poner un negocio de este tipo, dice es un local que esté junto a una tienda ancla o con buen movimiento y tránsito constante de gente. Valentina comenta que el retorno de inversión es de un año. Está por abrir su primera franquicia en el Distrito Federal y mantiene pláticas con inversionistas de Monterrey, Hermosillo, León, Guadalajara y Tijuana. Hasta aquí todo es alabable, pero como dice el dicho: "Donde menos se espera salta la liebre" o el otro: "no todo lo que relumbra es oro". Resulta que doña Valentina se convirtió de la noche a la mañana en el ojo del huracán, un huracán lleno de turbiedad, pues su clínica está en entredicho porque han descubierto procedimientos malignos en sus tratamientos. Toda esta turbiedad brotó a raíz de que a la cantante Alejandra Guzmán, hija de Enrique Guzmán y Silvia Pinal, le aplicaron un tratamiento que casi la lleva a la tumba. Así las cosas el gozo de la admiración a una mujer exitosa se fue al pozo. "Caras vemos corazones no sabemos".
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