Es una riqueza nacional el que haya pluralidad de ideas. Todos y dada uno debe gozar de plena libertad para tenerla y expresarla, pero nunca para imponerla a nadie. Pero cuando se trata de lograr un fin común, como es el caso de sacar del atolladero a la patria, que es de todos y todos deben luchar por ella, es necesario conjuntar las ideas, haciendo a un lado apasionamientos egoístas. Debe, por necesidad, aflorar la tolerancia. Así, con esa voluntad, las alianzas son, no sólo válidas, sino positivas y, por ende, deseables.
«La vanidad es la gloria de los pobres de espíritu»
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