jueves, 16 de diciembre de 2010

Migrantes: sombras cotidianas


Por: Manuel Velásquez

Diciembre / 2010

 

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La realidad actual del mundo es una muy diferente a la que se hubiera imaginado una persona hace 20 años. La situación mundial ha tenido este cambio drástico debido a las condiciones políticas, sociales, económicas, demográficas e ideológicas que se han experimentado en los últimos años. Especialmente en los países con deficiencias y que no logran cubrir las necesidades básicas de sus habitantes con escasos recursos.

 

Muchos son los sectores en donde se pueden ver estos cambios: la forma de pensar, el comer, el vestir, de concebir la realidad. También se puede ver reflejado en la explotación de recursos o en las formas de organización que se han generado en últimos años. Pero hay una en donde se ve ampliamente reflejada la situación de un país: en la migración.

 

La migración es un fenómeno que desde el principio de la humanidad se ha llevado a cabo. Comenzamos siendo nómadas, migrantes de regiones en donde se encontrara la mejor comida. Era una necesidad, hasta que descubrimos el fuego, la agricultura y la ganadería.

 

Y al parecer, nunca ha dejado de ser una necesidad. Sin embargo, hoy en día, no se hace por encontrar comida, o al menos en la mayoría de los casos -ya que en algunas regiones africanas, sí que se da este terrible fenómeno-; la migración en nuestros días es una forma que poco se ha estudiado y que apenas se están comenzando a ver los efectos que conlleva.

 

Sería inútil decir tajantemente que la migración es un hecho bueno o malo. Si bien tiene consecuencias productivas, también pueden verse efectos muy negativos. Y es que el migrante -independientemente de cuál sea la causa de su desplazamiento-, adquirirá en menor o mayor medida las costumbres en donde llegue a habitar; al mismo tiempo, insertará nuevas costumbres provenientes de su lugar de origen a su destino.

 

La gran mayoría de los migrantes, son forzados a moverse de un lugar a otro -aunque algunos lo hacen por gusto, pero son los menos-, y no sólo se reduce a las esferas de población desfavorecida. Esto sucede ya que en su lugar de origen no tienen las oportunidades para satisfacer sus necesidades.

 

Es migrante tanto el mexicano que cruza la frontera con Estados Unidos como ilegal, como el egresado de una universidad extranjera privada con posgrados que no encuentra algún trabajo que cubra sus expectativas de crecimiento o de salario.

En el 2005, en número de migrantes internacionales a nivel mundial era de alrededor de 191 millones de personas. Para el 2010 esta cifra se elevaba a unos 214 millones. Se cree que si se sigue con ese ritmo, para el 2050 el número podría alcanzar los 405 millones.

 

De esos 214 millones de personas que hoy día son migrantes, se puede asegurar que muchos de ellos durante su traslado sufren vejaciones interminables, maltrato, abandono, secuestro. Ese es el caso de 20 mil personas que, según Amnistía Internacional, han sufrido de privación de su libertad en México durante el 2010.

El 18 de diciembre es el Día Internacional del Migrante y sería bueno que, aunque fuera ese día, se les recuerde unos instantes a esas personas que sufren en silencio buscando un mejor futuro.

 

 

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