Equipo yoinfluyo
Enero / 2010
"Sí podemos", pronunció emocionado Barack Obama una tarde de enero de 2008, en New Hampshire, Estados Unidos. Entrado de lleno en la fase primaria de la campaña presidencial, el precandidato acuñó aquella memorable frase que se convirtió, más que en un lema de campaña, en un símbolo de esperanza, de deseo de cambio de millones de sus compatriotas.
Aquel senador de Illinois afroamericano en el que nadie veía grandes perspectivas de futuro se convirtió, contra muchos pronósticos, en presidente de la nación más poderosa del mundo. La movilización social, las redes que se construyeron en torno a la figura de Obama y el apoyo conseguido en diferentes sectores de la sociedad norteamericana, rompieron con todos los esquemas de participación ciudadana y diseño de campañas hasta ahora conocidos.
La tarde del 20 de enero de 2009, el mundo tenía los ojos puestos en el nuevo presidente de Estados Unidos, el primero de ascendencia afroamericana. El pueblo de su país le regaló un 68 por ciento de aprobación en sus primeros 100 días de gobierno. La mesa estaba puesta para que Obama cumpliera con la frase con la que cerró su discurso en New Hampshire:
"Sí podemos lograr la justicia y la igualdad. Sí podemos conseguir las oportunidades y la prosperidad. Sí podemos curar a esta nación. Sí podemos reparar este mundo". A un año de haber asumido el poder, hoy el mundo se pregunta hacia dónde va el gobierno de Barack Obama.
Aquel que se había definido a sí mismo como "férreo defensor de los derechos reproductivos" dejó muy clara la postura que como gobernante tendría respecto al aborto. A seis días de haber llegado al poder, Obama anunció la liberalización de la Mexico City Policy (Política Ciudad de México), aquella que prohibía destinar recursos públicos a la promoción de políticas abortistas en diversos países, especialmente los de menores recursos.
Hillary Clinton, en abril de 2009, hizo saber que la administración de Obama estaba empeñada en promover, financiar y colocar en el primer lugar de su agenda internacional a los "derechos reproductivos". Todo ello durante un discurso en la conferencia anual de la Planned Parenthood Federation of America, en donde Clinton recibió el Premio Margaret Sanger por su trabajo "en pro de la mujer y sus derechos sanitarios y reproductivos.
Decía el político e ideólogo priista, ex secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, que en política la forma es fondo. El pasado 6 de enero se confirmó que Amanda Simpson, primer transexual que se integra al equipo de Obama, asumiría el cargo de asesor en seguridad del Departamento de Comercio de esa administración.
En materia financiera, los estadounidenses padecen crisis de desempleo y alza en bienes de consumo, como la gasolina. Las dificultades económicas que padecen –y continúan padeciendo– empresas de todos los calibres en aquel país han sido transferidas a los empleados de las mismas. Los salarios se han disminuido y la tasa de desempleo se mantiene en un altísimo 10 por ciento.
Aun así, la crisis en la economía que el gobierno de Obama heredó no le impidió otorgar créditos a millones de familias de aquel país y presupuestar un plan de estímulo a la economía de 787 mil millones de dólares, que incluyó créditos fiscales a ciertos segmentos de la población, particularmente a los que ganan menos de 150 mil dólares anuales.
El compromiso que como candidato se planteó de retirar a las tropas estadounidenses de Irak para junio de 2010 se tuvo que posponer dos meses más, aunque en la realidad ello no sucederá con tal contundencia, dado que se mantendrán algunos miles de efectivos militares norteamericanos en aquella región de Oriente.
Obama, quien ganó el Premio Nobel de la Paz, decidió sacar tropas de Irak, pero fortalecer la presencia militar de su país en Afganistán. En enero de 2009 se supo que autorizaría el envío de más efectivos, de modo que Estados Unidos llegaría a tener hasta 32 mil soldados en suelo afgano.
Respecto al trato con los países de América Latina, Obama anunció una nueva relación de Estados Unidos para con las demás naciones de la región. Los vínculos con México, aunque comenzaron a presentar signos de buena voluntad política, se encontraron con dificultades al abordar el complejo tema del narcotráfico.
La corresponsabilidad en el fenómeno, la propuesta de ayuda financiera a nuestro país y las complicaciones para la asignación de recursos para México, nacidas en el Congreso estadounidense, son sólo la introducción a una relación mucho más difícil.
Por si fuera poco, la comunidad latina, aquella cuyo voto fue decisivo para el triunfo de Obama, se encuentra a la espera de una reforma migratoria que dé mayores concesiones a cerca de 47 millones de personas que representan a la minoría étnica más numerosa de aquel país y una fuerza de trabajo muy vigorosa.
Sobre la alternancia en Honduras, el gobierno estadounidense reclamó el regreso del ex presidente de ese país, Manuel Zelaya, al poder. Sin embargó, avaló la celebración de nuevas elecciones presidenciales y legitimó el triunfo de Porfirio Lobo como nuevo presidente hondureño, aunque calificó su triunfo como insuficiente para terminar con la crisis política que ese país sufrió en 2009.
Barack Obama ha recorrido apenas el primer año de su mandato, aunque ha sido suficiente para delinear el camino por donde se moverá en los próximos. Sin duda, es un líder político destacado como muy pocos ha registrado la historia moderna. La capacidad de negociación y persuasión de su gobierno ha hecho posible algunos triunfos, como la aprobación de su plan de salud universal en diciembre pasado.
Sin embargo, un líder político, una persona que gobierna, dirige y representa a millones de personas que habitan el país más poderoso del mundo, debe tener mucho más que visión, grandes estrategias, inteligencia y tenacidad. El verdadero líder político es aquel que reconoce a la persona tal cual es, en su integridad, en su dignidad, en su naturaleza, que es sensible a sus necesidades más profundas y se esfuerza por satisfacerlas.
Barack Obama puede presumir de ser el primer afroamericano en dirigir su país; de ser un presidente muy popular, al que se le comparó incluso con Abraham Lincoln; de haber logrado reformas históricas para el sistema político, económico y social de Estados Unidos. Pero eso de nada sirve cuando las finanzas públicas de su país financian, entre otras cosas, a los movimientos abortistas y pro homosexualidad.
Esto es una muestra de que Obama, antes de plegarse a los sentimientos y necesidades más profundas de su nación, se ha subordinado a oscuros intereses proabortistas que, en el fondo, lo que quieren es evitar que el Tercer Mundo se siga reproduciendo. Si esta historia parece descabellada, que le pregunten a Margaret Sanger.
«La humildad es el altar sobre el cual quiere Dios que se le ofrezcan los sacrificios»
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