jueves, 30 de septiembre de 2010

La familia: un motivo para sobrevivir

 

Por: Marcela Méndez

Septiembre / 2010

 

Hace poco más de mes y medio, 33 familias chilenas comenzaron a vivir una dolorosa tragedia, cuando se enteraron de que uno de sus familiares se hallaba atrapado en la mina de San José, ubicada al norte de Chile. Desde el 5 de agosto, y hasta la fecha, 33 mineros permanecen en un refugio dentro de la mina luego de un derrumbe.

 

Los familiares de los mineros, que se encuentran en espera de que el rescate concluya, se han instalado en lo que ha sido denominado el "Campamento Esperanza": tiendas de campaña improvisadas, emplazadas cerca de la mina, con una organización medianamente estructurada, en la que se respetan horarios de comida y duchas. Además de que cuenta también con una mina.

 

No todas las familias de los mineros se encuentran en el campamento, también llamado "Villa Esperanza", algunas han decidido regresar a casa; sin embargo, quienes ahí permanecen han logrado convivir de manera armónica. Y no sólo eso, sino que en el seno de esa convivencia, han generado miles de historias para contar, que dan muestra de aquello que muchas veces se nos olvida, pero que es uno de los motores –si no el principal– para que los individuos (en este caso los mineros) sigan adelante: la unión y el apoyo familiar.

 

En su espera, los familiares de los 33 mineros han demostrado al mundo entero que no hay nada que tenga más poder para impulsar a un individuo a sobrevivir, que el apoyo de su familia. Pese a las dificultades de comunicación y distancia, los mineros y sus seres queridos han encontrado diferentes formas para comunicarse y para apoyarse.

 

Basta mencionar el caso del minero Omar Reygadas y sus cuatro hijos –Ximena, Marcela, Omar y Luciano–, que han podido establecer diferentes puentes de comunicación: cartas, transmisiones de video y llamadas telefónicas. A lo largo de la espera, los hijos de Omar han relatado, en una especie de diario, cómo es que pasan los días, y cómo es que hablar con su padre ha levantado el ánimo, tanto de ellos, como del hombre que los vio nacer.

Así, el sábado 4 de septiembre, día en que los mineros tuvieron una videoconferencia con sus familias, Omar relató que el momento en que hablaron con su padre fue muy bonito. "Nos ha contado que está súper bien. Se han afeitado y se han cortado el pelo. Le dimos (…) ánimos y fuerza. Fue algo bonito, especialmente para nosotros que lo pudimos ver", dijo Omar.

 

De este modo, aunque las autoridades encargadas del rescate han procurado para los mineros las mejores condiciones posibles, nada tiene comparación con aquella otra parte que no se compra, que no se sustituye y sin la que, muchas veces, no se puede o quiere seguir: la familia.

 

Y es que no sólo es el núcleo fundamental de la sociedad, sino también el primero en el que un individuo se desarrolla. Procurar que en la familia haya unión, que se practiquen los valores humanos fundamentales y que entre los miembros que la integran exista apoyo, confianza y armonía, es necesario para el bienestar de las personas y, a la larga, para el bienestar de la sociedad.

 

Las familias de los 33 mineros que se encuentran bajo tierra han dado una gran muestra al mundo sobre la importancia de esta institución social; sin embargo, una lección más se halla detrás: no debemos esperar a que una tragedia nos haga ver la importancia que tienen las personas junto a las que crecimos, sino que todos los días podemos palpar los cambios que la unión familiar provoca.

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Crisis cambia los hábitos de consumo de alimentos

Por: Antero Dks

octubre / 2010

 

La crisis económica ha creado una nueva relación entre el consumidor y los alimentos y bebidas que adquiere. Los consumidores poscrisis buscan más calidad por su dinero, no compran cosas que no sean indispensables, están preocupados por su salud y optan por ahorrar, aseguró Marcel Motta, gerente de Investigación de Euromonitor.

 

"En el 2008, el mundo sufrió una de las peores crisis de la historia. A pesar de ello, México, Francia, Brasil y China han tenido una recuperación rápida, pero Estados Unidos y Europa se quedaron estancados", dijo Motta durante su participación en Latin American Food Show 2010.

 

Antes de la crisis, en todo el mundo los consumidores gastaban más de la cuenta y compraban productos de segunda necesidad. "Por el contrario, con la crisis, algunas personas hasta perdieron sus hogares, ya que no pudieron pagar su hipoteca", destacó el especialista.

 

Relativa calma

 

Después de la debacle, en el 2009 aumentó la tasa de desempleo mundial y 239 millones de personas quedaron desocupadas. En consecuencia, los hábitos de consumo alimenticio obedecieron a la relación de empleo-ingreso-gasto.

 

Según Motta: "Las personas que tenían dinero compraban alimentos frescos. Si tenían un sobrante en sus ingresos, entonces compraban alimentos enlatados; en tercer nivel, alimentos congelados y si su ingreso era mayor compraban alimentos orgánicos. Durante la crisis, los consumidores modificaron sus hábitos y actualmente están regresando a los alimentos congelados, fríos y después enlatados".

 

Frente a este panorama, las pequeñas y medianas empresas (Pymes) deben buscar oportunidades en la comida rápida, el servicio a domicilio y en la ampliación de la fecha de caducidad de los productos, al congelarlos o enlatarlos, recomendó Gabriel Pérez, director de la Escuela de Economía de la Universidad Panamericana (UP).

 

Crisis y oportunidad

 

"En México, durante el 2009, la crisis hizo que la economía cayera 6.5%, lo que obligó a la mujer a incorporarse al mercado laboral y a llevar más ingresos a la familia; el cambio de patrones de consumo fue inmediato en los hogares mexicanos", dijo Pérez.

 

Tras el cambio del roles, de ama de casa a mujer empleada o empleadora, los alimentos se dejaron de preparar en el hogar y la familia tuvo que comprar productos de fácil elaboración para cubrir esta necesidad, agregó el experto.

 

Añadió: "En un ciclo a la baja, la caída de las ventas en restaurantes y bares es inminente, los empleados prefieren llevar comida desde casa y comer fuera de la oficina. Sin embargo, las oportunidades para las Pymes se encuentran en la comida rápida, debido a la falta de tiempo que tienen cada vez más las mujeres mexicanas".

 

Pérez considera que actualmente los núcleos familiares están haciendo esfuerzos para reducir sus gastos y aumentar su liquidez. Recomienda a las Pymes prepararse con un plan de negocios, fortaleza organizacional y mercadotecnia para aprovechar las oportunidades de la crisis.

 

 

 

jueves, 23 de septiembre de 2010

Mi experiencia en Cuba

 

Crónicas de un viaje a Cuba. Una lección de vida

Por Marco Polo Istmeño marcopoloistmo@hotmail.com

Parte 1 de 3

Viajé a la bella isla de Cuba en el pasado reciente, previo a esto pasé un tiempo muy estresante para acomodar mis compromisos y mi agenda, pareciera que después de tantos años de andar en mi trabajo, que me gusta mucho, paradójicamente no termino de acostumbrarme, específicamente a tener una agenda incierta, donde es usual lo imprevisto, reuniones y eventos que surgen de un día para otro, una buena cantidad de ellos se cancela y la otra se pospone o adelanta, muchas cosas de última hora. Un tanto difícil para alguien como yo con una personalidad orientada a tomar las decisiones y tener bajo control las cosas, sin embargo la realidad es que tengo serios problemas para planear la semana siguiente por las diferentes variables. Después de una buena dosis de ansiedad, y de realizar todo lo que estaba a mi alcance y competencia, procuré tener paz interior, otra contradicción; aceleradísimo por fuera pero con tranquilidad por dentro. Iba a Cuba en plan turístico-académico, tuve que realizar previamente un mapeo mental de cómo hacerle para que mi viaje fuera lo más provechoso posible, tenía muchas dudas e incertidumbre porque ya me habían comentado que Cuba es literalmente otro mundo, con una realidad muy particular y muy diferente de mis experiencias previas. Uso un seudónimo, y no menciono nombres ni episodios que pudieran permitir identificar a mis amigos cubanos, es mucho el riesgo que corren ellos con la represión que impera en la isla, pero no podía dejar de compartir la carga emocional que conlleva conocer esa ingrata realidad. Podrán estar o no de acuerdo conmigo los lectores, pero eso no los libera de la responsabilidad de ahora saber las penas y miserias de un pueblo hermano. Empecemos. La llegada a Cuba fue de sobra interesante para mí, el ver en la primera sala de arribo en el aeropuerto José Martí, una muchedumbre de agentes de gobierno dependientes del Ministerio de Interior, demasiados a mi criterio, me sorprendió ver entre ellos a unas chicas mulatas con su uniforme verde olivo en minifaldas, todos se movían de aquí para allá como con prisa, pero no veía que hicieran algo en concreto o especifico, me imaginé que fingían estar muy ocupados para impresionar a sus supervisores. Mientras esperaba turno en la fila, me puse a pensar que la burocracia es una necesidad cuando no hay mucha oportunidad de aplicar a las personas en la generación de valor, en procesos productivos. Después de que el encargado de la ventanilla de inmigración estuvo seguro de que el de la foto del pasaporte era yo –me dieron ganas de preguntarle porqué de manera insistente y repetitiva miraba mi cara y luego la foto en mi pasaporte, quizás me veía mucho más joven en la foto que en persona, no es mi culpa, el tiempo no pasa en balde ni perdona-. Al momento de llegar a la aduana, un oficial cubano muy alto me preguntó en buen inglés; your nationality?…. A lo que rápido respondí; mexican of course, sonriendo me dijo; puede salir por aquí… sin pasar aduana. Me sentí bien de percibir y luego comprobar que los mexicanos en lo general somos bien vistos y recibidos en Cuba, lo que no sucede en Guatemala, buena parte de Centroamérica, y ciertos países de Sudamérica, donde los mexicanos somos odiados o por lo menos mal vistos, y la mayoría ignoramos esta situación hasta que viajamos fuera de México.

Salir del aeropuerto y ver esos taxis de colección fue para mí todo un espectáculo, digo de colección por el año de fabricación. Vi los famosos autos Lada, no estoy seguro si son rusos, polacos, checos, o de algún otro país que formaba parte del desaparecido bloque soviético, aunque se logra ver uno que otro Peugeot o Citroen de modelo más o menos reciente, alguna camionetas pasajeras tipo Van que llaman güagüitas, la mayoría de combustión a diesel, y de allí a mi sitio de hospedaje. Preferí y solicité hospedarme con cubanos y no en un hotel. Al viajar a otros países, procuro hacer esto cuando es posible para conocer de primera mano el estilo de vida de la gente, su comida, su cultura, etc. En otra ocasión en el pasado tuve la oportunidad de conocer la comunidad cubana en el exilio, hospedándome con una amable familia cubana en Miami, ahora estaba en la isla, del otro lado de los cayos de florida.

La familia que me brindó el hospedaje en La Habana, era el reflejo del espíritu cubano, nobles, amigables, alegres, deseosos de atender bien a sus invitados –desvivirse diría yo-, me dieron una habitación para mí solo, un súper lujo en esa realidad habanera, aunque quedé algo acongojado al percibir que todos se apiñaron en la otra única recamara con que disponía la vivienda. Tuve el lujo de disfrutar de un aire acondicionado de ventana, no estoy seguro si era ruido o frío lo que producía, pero de verdad disfruté ambas prestaciones. Aprendí que el desayuno tradicional es algo ligero temprano, café, pan y jugo, quienes tienen esa dicha, el almuerzo es después del medio día, con platos fuertes, yuca, arroz con frijoles, moros les dicen, tostones de plátano machacado, tubérculos como el boniato que es parecido a una papa dulce, malanga que es algo parecido a la yuca, y carne de pollo o de cerdo. La comida es lo que llamamos en México cena, que también es algo fuerte. Dado que hay una frase que reza que los viajes ilustran, me dispuse a preguntar y aprender cuanto pudiera, me ha dado buen resultado hacer esto en mis viajes.

En el aspecto académico, encontré una rara situación, estudiantes bien documentados en historia universal por ejemplo, pero desconectados totalmente de lo que ha sucedido en las décadas recientes en el mundo, mi primer shock fue cuando pregunté por las consultas en Internet, google, yahoo, o cualquier buscador que conoce y utiliza cualquier parvulito en México, me dijeron; aquí no tenemos Internet, es extremadamente difícil tener acceso a la web, al que bien le va, el gobierno le asigna una cuenta de correo electrónico, el cual al solicitarlo en una planilla o formato que hay que llenar hay una pregunta que le dice al solicitante; ¿está usted de acuerdo en que su correo pueda ser revisado por el gobierno?, por supuesto el que le pone que no, no le autorizan la cuenta de email. Cuando el afortunado en tener una computadora entra a su software Explorer, -ordenador llaman los cubanos a la PC al estilo de los españoles-, no puede acceder a ninguna página o sitio web, solo a su cuenta de correo. Algo relevante y sorprendente es que el salario promedio del cubano es de 10 a 15 dólares por mes, entre 110 y 170 pesos mexicanos al mes, solo que el litro de gasolina cuesta 0,75 dolares, y muchos otros bienes y satisfactores andan con un valor altísimo comparativamente con el simbólico ingreso que tienen. Por cierto, el dólar no es aceptado, los cubanos utilizan comúnmente el peso cubano, y los extranjeros o para adquirir la mayoría de los bienes se utiliza el CUC, el peso cubano convertible, llamado también divisa, que vale aproximadamente 1.20 dólares cada CUC. No obstante que a los cubanos les dan una pequeña libreta –libretíca dicen allá-, para recibir de las tiendas de gobierno un poco de despensa -cuando hay-, aceite, azúcar, café, etc., leche solo la dan a niños hasta 7 años de edad, parece ser que después de los 7 años el gobierno ya los considera adultos porque les niega a partir de esa edad este producto elemental.

El cubano debe pagar luz, teléfono, y los bienes y servicios que no se incluyen en la dichosa libretíca. Lo increíble es que aplicando la más elemental lógica, uno infiere que las formulas de economía en Cuba no funcionan, aquello conocido como Propensión Marginal al Ahorro, señala que el ahorro es igual al ingreso menos el gasto, solo que aquí el ingreso alcanza para el 20 o 30 por ciento del gasto del mes, en teoría radical los cubanos deberían estar muertos, suena muy cruel pero es la verdad. Esto pareciera un caso de tesis para economistas y sociólogos de Harvard y Yale. Les pregunté a los cubanos como sobrevivían en esta situación fuera de toda lógica, no supieron decirme, entendí que tampoco les queda claro a ellos, alcanzan a musitar en voz baja que Dios los sustenta. El sistema comunista no pudo suprimir el concepto de Dios en el pueblo por más que lo intentó, con razón dicen que los pobres y desposeídos son quienes mejor abrazan una fe, pues les da esperanza y consolación. Al conocer Cuba por dentro, pretendiendo entender como opera su economía, pude percibir que existen en realidad dos economías; la oficial o de gobierno, y la subterránea. El estado es el propietario de todo, fiel a la doctrina marxista, de ser dueña de la tierra, bienes, capital, sin embargo, todos tratan de sacarle algo extra al estado, que es el patrón, por las buenas o por las malas. Quien trabaja en cualquier área dependiente del estado, procura sacar ventaja al negociar por su cuenta lo que pueda, llegándose a la compra, venta e intercambio de bienes y servicios a una fracción del precio normal, lo mismo sucedía en la Rusia previo a la perestroika.

 

 

 

 

Crónicas de un viaje a Cuba. Una lección de vida

Por Marco Polo Istmeño marcopoloistmo@hotmail.com

Parte 2 de 3

Continuamos con nuestras crónicas de un viaje a Cuba.

Llama la atención que el estado cubano, el gobierno, en un afán de alejar al pueblo de la información reciente, por considerarla antirrevolucionaria y reaccionaria, discrimina a los propios cubanos. La gente de la isla no puede ingresar a hoteles, restaurantes, centro de recreación, y muchos sitios turísticos, estos son exclusivos de turistas extranjeros, no pueden adquirir un teléfono celular (lo consiguen con suerte mediante los extranjeros),  hasta para visitar el fuerte del Morro en la bahía de la Habana, hay accesos diferenciados por un lado extranjeros y por otro los cubanos. Solo alcancé a ver dos canales de televisión, me imagino los únicos que existen, del gobierno por supuesto, que pasan programas antiguos, algunos ya ni se ven en México, así como series pirateadas de la televisión norteamericana como los dibujos animados.

Fui al malecón, donde se cunde de familias que no tienen otra diversión más que ir a contemplar el mar. En las tardes y noches se sientan miles de personas, quizás soñando en cruzar las pocas millas que los separa de los cayos de Florida, o pensando en sus familiares que emigraron como balseros o por diversos medios. Mención aparte es el asunto de la chicas que ofrecen sus favores a cambio de un poco de dinero, o de plano intercambiarlos por artículos comunes para los extranjeros, pero inalcanzables y soñados para ellos. Esas chicas han desarrollado un olfato para distinguir a un extranjero a kilómetros de distancia, y cual parvadas abordan al potencial cliente ofreciéndoles su compañía y favores, chicas de todo tipo, predominantemente blancas, desde las en verdad muy guapas que opacarían a la misma Niurka, hasta las que el tiempo y la mala vida borraron todo rastro de belleza exterior. Me quedé pensando en las motivaciones de este antiquísimo oficio, quizás si uno de los argumentos mas recurridos es el de la necesidad, aquí a lo mejor tiene mas relevancia. Desconozco que tan representativo en cuanto a derrama económica y número de visitantes es el turismo sexual para Cuba, ni los índices de incidencia del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual en la isla, mucho menos cuantos turistas han salido premiados con esa lotería fatal, pero es una realidad innegable que muchos paisanos y turistas de muchos países visitan Cuba no por sus famosos centros nocturnos, o sus hermosas playas, sino por las tristemente célebres jineteras. Este asunto del turismo sexual es un secreto a voces para el gobierno cubano, que en un descuido no solo no lo persigue sino que probablemente lo fomenta. Lo cierto que es una pena, un atentado a la dignidad humana el comercializar su cuerpo, como un objeto desechable, peor aun si es obligado por un sistema político económico que no le da mayores opciones de supervivencia.

Dentro de las contradicciones que se encuentran en la isla, está el ver la Oficina de intereses de los Estados Unidos en la Habana, con su letrero luminoso mostrando mensajes en contra del gobierno cubano, hasta ahora no alcanzo a entender este juego, ese edificio si puede protestar y los cubanos no. El edificio está rodeado de carteles exaltando la revolución cubana, y diciendo toda suerte de pestes en contra de Estados Unidos y sus gobernantes, el capitalismo, imperialismo, etc., y con una gran cantidad de banderas con la clara intención de obstruir el letrero luminoso estadounidense y evitar con ello sea leído por los habaneros. A pesar que en México hay esa rara clase de personas que se dicen políticamente de izquierda, pero les gusta vivir como de derecha, y que se rasgan la vestimenta no por los cubanos, sino por el régimen castrista, la verdad es otra, en el comunismo no hay lugar para la democracia, no hay posibilidad de pensar diferente, de levantar la voz o externar las ideas, por el contrario, prevalece la intolerancia, la dictadura, la persecución. Si bien es cierto son innegables los logros del régimen cubano principalmente en lo deportivo, medicina, educación, conseguir esto al precio de suprimirles las libertades más elementales al pueblo, de expresión, pensamiento, limitaciones en la calidad de vida, etc., considero que no lo justifica. Quisiera ver a nuestros mexicanos burgueses disfrazados de izquierdistas quedarse a vivir para siempre como cualquier proletario en la Cuba comunista, en menos de un mes los tendríamos de vuelta, saliendo de Cuba inclusive como balseros, eso es hipocresía. Otra característica exclusiva de Cuba, es ver a los vehículos circulando en calles y avenidas, la mayoría modelos antes de 1959, algunos una verdadera joya de colección, que ameritaron tomarme unas fotos con ellos para el recuerdo, y otros una verdadera chatarra que se me figuraron son de la época de la primera guerra mundial, pero increíblemente funcionando. Pregunté como le hacían para lograr esto, y me dijeron que el cubano es creativo, improvisador, innovador, como nadie más en la tierra, la necesidad obliga. Todo es creatividad, un viejo cadillac con motor diesel de tractor ruso, vehículos en que todo es injertado, artesanalmente elaborado, es en verdad increíble lo que los cubanos hacen por sus viejos vehículos y por sobrevivir día con día.

Los cubanos que han vivido el antes y después de la revolución, 1959, prefieren callar su opinión, y los que han nacido después de esa fecha, pareciera se han acostumbrado a su condición. Cuando hay gente de visita, prefieren no decir nada por temor a ser denunciados, o que llegue a oídos del gobierno. Hasta que se convencieron que yo no era agente encubierto, ni nada por el estilo, entonces se abrieron y compartieron conmigo sus pensamientos, temores, frustraciones, y comprueba uno que esa aparente lealtad al régimen es solo eso, apariencia, de labios para afuera. En cada manzana, colonia, hay un representante del partido comunista cubano, encargado de "defender la revolución", y esto incluye denunciar a cualquier vecino por actividades, acciones, que se interpreten subversivas, sean comentarios, manera de actuar, hasta les da miedo pensar y adivinen o presuman sus pensamientos contrarios al gobierno y revolución, y eso es muy grave, por ello estos personajes son temidos y en el fondo odiados. En medio de toda esa calamidad, el pueblo cubano sigue siendo alegre –lo dicen ellos mismos-, que hasta se ríen de su propia desgracia, que ciertamente sufre pero no por eso pierde su chispa y alegría. Hasta cuando me platicaban sobre el llamado período especial, que se dio unos años después de la caída del bloque soviético, a inicios de los 90's, cuando Rusia retiró toda su ayuda a Cuba y las reservas de alimentos y bienes en la isla se agotaron. Los cubanos llegaron a comer lo que en México llamamos trapeador, la jerga –trapo- para fregar los pisos, lo  guisaron, con unas escasas verduras y con agua de sal en lugar de aceite porque no había, molían la cáscara de banana para hacer croquetas, cáscara de toronja, y todo  lo que pareciera comestible, pasando por toda clase de aves, gatos, etc., y lo cuentan con grandes carcajadas. Yo escuchaba esto con cara de incrédulo de que esas historias fueran ciertas, lo que más risa aun les causaba a ellos. Otra anécdota que me contaron fue al señalarme que si ya había yo notado que no hay aves en Cuba, les dije; pensándolo bien es cierto, no he visto pájaros, ellos me dijeron hasta con cierto orgullo, ya nos los comimos a todos, incluyendo los de los zoológicos, es más, ni en el mar cercano a la costa hay pescados, nos tienen miedo… no lo creo pero tampoco lo dudo les respondí.

La Habana vieja, en su nombre lleva su distinción, todo es viejo, edificios derruidos, que no soportarán el próximo huracán, quizás ni la brisa de la tarde, hay casas que se caen solas, las líneas de conducción eléctrica están hechas una lastima, estructuras que están en pie porque los cables eléctricos los soportan cuando debiera ser lo contrario, conductores de cobre de un grosor pírrico que ya su vida útil terminó hace varias décadas, hasta los cubanos que se sientan en la tarde en sus banquetas se ven viejos como sus viviendas al fumar sus cigarros y habanos que estoy seguro no son Cohíba.

 

 

 

Crónicas de un viaje a Cuba. Una lección de vida

Por Marco Polo Istmeño marcopoloistmo@hotmail.com

Parte 3 y última

Continuamos con nuestras crónicas de un viaje a Cuba.

La estación de autobuses y trenes de La Habana  están abarrotadas día y noche, todos los que quieren viajar saben donde desean ir pero no saben cuando partirán. Hay que hacer fila de espera, así opera el sistema, y los escasos autobuses disponibles se llenan con las personas conforme llegaron a la estación, y cuando se completa el cupo, hay que esperar el siguiente, o después del siguiente, que puede ser hoy, mañana, o el día después de mañana… o la próxima semana. Para transportarse dentro de la ciudad están los ómnibus articulados, de dos vagones, o bien los llamados "camellos", dos vagones tirados por un tractor remolque, tráiler decimos en México, donde bien podrían inscribirlos dentro del record guinnes por lograr meter a tantísima gente dentro de un mismo vehiculo, además del viaje el pasajero por el mismo precio termina oloroso a mil sudores, magullado, frecuentemente sin cartera, y me cuentan los cubanos jocosamente que en el "camello" es donde salen embarazadas algunas cubanas, preferí no hacer ningún viaje en ese medio, con la explicación tuve más que suficiente.

Visité varias casas de familias promedio, en Cuba el gobierno no tiene dinero para reparar las casas viejas, menos tiene para construir nuevos edificios, fraccionamientos, etc., así que quien se casa en Cuba, por fuerza debe irse a vivir con algunos de los padres, del novio o novia, todo estaría bien sino fuera porque todos los hijos de la familia hacen lo mismo, al grado que en una modesta vivienda viven 3, 4 o 5 familias al mismo tiempo, con los mismos escasos muebles, compartiendo el calor y las penas, eso implica que en casa no hay secretos, privacidad, ni lujos.

Pasear por el centro de la Habana nos lleva a conocer el capitolio, un edificio gubernamental que le debe causar dolor de estomago al gobierno cubano, por su gran parecido –hasta en el nombre- con el capitolio estadounidense. Es obligado caminar por el área llamada catedral para comprar artesanías o por lo menos contemplarlas, por el paseo del prado, conocer por fuera los edificios famosos, hospitales, pero con unas fachadas en ruinas que me recordaron Berlín después de ser bombardeada, ventanas con cristales rotos, paredes que claman por un poco de pintura. Pasé a ver el museo de la revolución con su replica del Granma, varios parques, el cañonazo de las 9 pm en el Morro, los carruajes tirados por caballos, ver circular algún mercedes benz de reciente modelo que infiero debe ser de un encumbrado dirigente del partido comunista cubano, y muchos contradictorios etcéteras, todo condimenta a la Habana de una manera única, especial, surrealista. Aproveché para visitar a talentosos artistas en sus casas; pintores, artesanos, músicos de todo tipo, me deleité escuchando desde un romántico bolero de Agustín Lara hasta la alegría de la timba o un son cubano, mientras disfrutaba en cada ocasión de una tasita de café concentrado con tanta cafeína que hasta ahora me mantiene despierto y nervioso, el café se lo invitan a uno con cordialidad y no se puede ni debe despreciar, la gente cubana es todo corazón, talento, y con una candidez natural.

Leí varios números del diario oficial Granma, nombre que tomaron de la barcaza que utilizó Fidel Castro en su invasión a Cuba cuando partieron de Tuxpan Veracruz México, y nombre que lo tomaron como propio, sin embargo irónicamente es una expresión norteamericana con la que se le llama a una abuela. El contenido de un número muy atrasado del periódico era advertir que los que tuvieran señales ilícitas o piratas de televisión satelital estaban cometiendo un delito grave, porque todos los programas extranjeros buscaban socavar los principios revolucionarios, el gobierno hace su lucha en evitar que llegue información al pueblo, sabe muy bien que el conocimiento es poder, y el poder no está en sus planes compartirlo. Pasando a otro tema, me asombré que los cubanos son tan creativos e inteligentes, que quien sabe como, pero ellos piratean la señal de los satélites, bajan la señal sin pagar, y en ese mar de corrupción y valores entendidos, pasándole señal al policía o delegado del partido comunista o de perdidas un regalito, disfrutan mientras se puede de esa suerte. Todo era sorprendente para mí, uno de los mayores delitos me decían mis amigos cubanos es matar una vaca, 30 años de cárcel,  una verdadera novedad porque había leído que eso sucedía en la India, donde las vacas son sagradas, pero ellos juran que es más sagrado en Cuba que en la propia India. El costo de la carne de res es inaccesible para el 99 % de la población, como siempre, lo toman a risa y dicen que es porque el gobierno los cuida mucho y no quiere que les de mal de gota (acido úrico) y por esa razón no les dan a comer ese tipo de carne malsana. Es increíble que la mayoría de los cubanos literalmente pasan años sino es que toda su vida sin probar la carne de res, es de imaginarse que esa minoría de privilegiados, los funcionarios del partido comunista, los de altos puestos en el gobierno, los deportistas famosos, y otros miembros de la élite, ellos si tienen acceso a lo que está prohibido para la plebe.

Probé la cerveza Bucanero, de por sí nunca he sido afecto a la cerveza, pero esta se me hizo con un sabor demasiado fuerte, me invitaron una malta de la misma marca, y su sabor no era del todo bueno, le hice el feo al ron Habana Club, es mucho dinero para alguien que no le gusta el alcohol como yo, ni me anime por los puros Cohíba, que fuman los que quieren imitar al Ché, a Castro, a Hemingway, o a quien sabe quien, eso si mis rositas de maíz, palomitas decimos en México, esas sí no se me escaparon. Fui a conocer el puerto de Mariel, donde salieron los marielitos tristemente famosos en aquel histórico éxodo a Florida, visité Pinar del Río, Matanzas donde está Varadero y las cuevas de Bellamar, etc. Escribir sobre todas mis visitas me llevaría un voluminoso libro, con tanta actividad se me hicieron nada los días. Me traje a manera de recuerdo una buena dotación de billetes de 3 pesos cubanos, traen la figura del Ché Guevara, estos billetes en el futuro valdrán una fortuna, porque serán parte de la historia de una Cuba que ni García Márquez hubiera podido imaginarse para Macondo en Cien años de soledad.

Salí de Cuba de madrugada lleno de sentimientos encontrados. Llegando al aeropuerto de la ciudad de México, una hora atrasada respecto al horario de Cuba, sí, adivinaron, pedí de inmediato una orden de arrachera de primera, con mi respectiva coca cola que mi organismo ya extrañaba y demandaba. A mis amigos cubanos les dejé a manera de obsequio mis artículos personales, mi ropa y mis enseres, regresé con lo que tenía puesto encima, traje en cambio artesanías para regalar a familiares y amigos que me salieron a precio de ganga. Descubrí para mi propia sorpresa, que en Cuba dejé parte de mí, de mi corazón, de mi humanidad, de mi asombro y sorpresa, y traje conmigo mi vergüenza, mi conciencia lastimada, de ver una realidad que sacude y quita el sueño, de saber que los mexicanos con todo y los problemas que nos aquejan somos privilegiados tomando como cruel referencia al pueblo cubano, me refiero a las libertades, a las condiciones político sociales, pero nos sentimos inferiores al verlos estoicos y sin perder la alegría en medio de su desventura. Estar en Cuba, es viajar al pasado, a un pasado lejano en el tiempo, de hace cosa de medio siglo,  pero tan cerca geográficamente de nosotros, que no podemos evitar ver ni ignorar. Quisiera poder decir que todo lo que escribí lo soñé una noche que cené demasiado, pero desgraciadamente todo es verdad, lo viví, lo palpé, compartí la pena con los cubanos, ahora la estoy compartiendo contigo que lees estas crónicas. El día que el régimen comunista cubano caiga, que ha de suceder más temprano que tarde, nos debe preocupar que el pueblo no está preparado para enfrentar el riesgo de ser dueño de su propio destino, y es lo que aprovecharán los sátrapas y buitres para sacar su botín de entre las ruinas, a costa de lo que sea, para ejemplo tenemos a una Rusia en manos de las mafias. Por último, Dios salve a los venezolanos, bolivianos, ecuatorianos, nicaragüenses, de un día padecer lo que padecen los cubanos, no saben en que avispero se están metiendo con los ayatolas y mesías que tienen y que en mala hora eligieron como presidentes, allá ellos, en el pecado llevarán la penitencia. Estaré quizás esquizofrénico, porque deseo llevar a mi familia a Cuba, y no precisamente a Varadero y su mar color verde turquesa, quiero que mis hijos vean, palpen, sientan, lo que es vivir en una condición tan adversa, y como a pesar de querer hacer a los cubanos perder la fe y la esperanza, siguen en pie y haciendo por la vida, luchando, esperando sea en silencio o con música y percusiones, a lo lejos un mejor futuro, o a lo cerca la remesa económica de algún familiar desde el exilio enviado por Western Union. Eso es conocer por dentro Cuba, una verdadera lección de vida.

 



sábado, 4 de septiembre de 2010

EL MUSEO VIRTUAL MÁS GRANDE DEL MUNDO

Con el advenimiento del Internet  el mundo se ha acercado y recorrerlo es más fácil.

Así, tenemos la oportunidad de visitar y conocer al museo virtual más grande del mundo

Sólo tiene que dar click en el siguiente enlace.

http://www.mystudios.com/artgallery/