Por: Manuel Velásquez
Julio / 2010
Huāxyacac, o "lugar de huajes" en náhuatl. De ahí se deriva el nombre de Oaxaca, que es como los conquistadores españoles bautizaron a lo que luego Hernán Cortés describiría en la Corte española como el lugar que se describía fácilmente ¬–en términos orográficos–, tomando un papel y arrugándolo, al extenderlo se tendría una idea de cómo era el sitio.
A lo largo de los años, Oaxaca ha cautivado a miles de personas. Desde los propios aztecas hasta a los actuales turistas provenientes de países tan alejados como Japón, China y Alemania.
Sin embargo, trataremos de hacer una lista de los lugares para visitar en esta multifacética ciudad. El objetivo es que en estos días vacacionales el querido lector de estas líneas tenga una simple referencia de lugares que probablemente no sean tan turísticos, pero que dejarán un gran sabor de boca a aquellos que quieran disfrutar al máximo su estancia en esta entidad.
Dividiremos la entrega neta, por motivos de espacio, en dos partes. En la primera, hablaremos acerca de los lugares en la ciudad, aquéllos a los cuales no tardará mucho tiempo en llegar.
El primer lugar que debe visitar sin falta es el Centro Histórico, sin embargo aquí hay varios lugares para ver, empezando por el primer cuadro, el Zócalo de la ciudad. Ahí se puede pasar horas visitando el museo que está dentro del antiguo Palacio Municipal, para conocer algo de historia y tradiciones de Oaxaca. Saliendo puede ir al Bar Jardín, un restaurante con un gran servicio de botanas y bebidas, a la orden para refrescarse.
Si es del agrado del visitante, también puede entrar a la Catedral, ya que dentro de ella se encuentran grabados y pinturas del barroco mexicano.
Otra visita obligada es la del mercado que se encuentra a una cuadra del Palacio Municipal. Ahí se podrá encontrar con artesanía, especias, y una gran cantidad de comida típica. Podrá comprar desde el quesillo –o mejor conocido como queso Oaxaca–, hasta chapulines o saltamontes para comer. Verdaderos manjares oaxaqueños.
Se debe caminar por el andador turístico, ahí hay muchísimas cosas que ver, desde el Museo de Arte Contemporáneo –a una cuadra de la Catedral–, hasta las galerías de arte, como La Mano Mágica; bares, como Tapas & Pisto, desde donde se tiene una gran vista de la Iglesia de Santo Domingo; restaurantes, como Los Danzantes, en donde se podrá tener una experiencia culinaria extraordinaria.
A la iglesia de Santo Domingo se le deberán invertir varias horas para visitar tanto el templo, que es una maravilla y una obra de arte en toda la extensión de las palabras, así como el convento, que es un gran museo en donde se pueden encontrar grandes referencias de la época de la Colonia.
También vale la pena conocer el hotel Camino Real, que se encuentra a dos cuadras de la iglesia de Santo Domingo, éste fue en principio un convento de monjas, luego se convirtió en una cárcel, hasta que fue restaurado y concesionado a la cadena de hoteles.
Si se tienen los ánimos y las ganas para salir en la noche, un gran lugar para bailar toda la madrugada es Bar Central, ahí la música es totalmente diferente a la que se puede escuchar en cualquier otro bar. Es muy al estilo del Buda Bar en París.
Si se desea algo más tranquilo, puede ir a cenar a los numerosos restaurantes que hay en el centro. Sin embargo, si desea una cena verdaderamente oaxaqueña, debe ir a las "Tlayudas de libres", ubicada en la calle de ese mismo nombre. Cabe aclarar que la tlayuda es el equivalente a la pizza.
Hay muchísimos más lugares en toda la ciudad para visitar, pero éstos son imprescindibles para darse una pequeña probadita de lo que es Oaxaca.
Si desea conocer otros sitios no dude en preguntarle a un oaxaqueño, seguro que él le dirá con gusto a dónde ir y lo tratará como si fuesen viejos conocidos. Hospitalidad oaxaqueña al por mayor.
En la misma tónica del envío anterior y a diferencia de éste, aquí se pretende hacer una semblanza de los lugares más representativos y que una persona debería visitar si se encuentra en territorio oaxaqueño. Ahora toca a los sitios que están fuera de la ciudad, éstos pueden ser desde pequeños poblados alrededor de la capital o las ciudades costeras.
Algunos de los lugares obligados para visitar son los de tipo arqueológico. Cabe decir que en Oaxaca existen numerosos sitios prehispánicos, sin embargo, los que son abiertos al público y totalmente turísticos son pocos. Entre ellos están los principales: Monte Albán y Mitla.
Monte Albán es un complejo de edificaciones en lo alto de una meseta que domina el Valle de Oaxaca. Fue construida durante el reinado de los zapotecas. Fue su principal centro ceremonial a lo largo de casi mil años.
Mitla o "lugar de muertos", en contra parte, fue el principal centro ceremonial de los mixtecos, los cuales lo construyeron alrededor del siglo I. Este sitio, se encuentra a unos 20 minutos por carretera de la Ciudad de Oaxaca. Mientras uno se dirige a él puede parar en El Tule, hogar del milenario y famoso árbol que lleva el mismo nombre que el poblado que lo alberga. También puede pasear por las productoras artesanales de mezcal, alcohólica típica oaxaqueña, la cual es hecha de la destilación del maguey.
Si se tiene más tiempo, se debe ir a Hierve el Agua, que se encuentra a unas dos o tres horas en carretera de la ciudad. Ahí se podrán admirar las intrincadas y curiosas formas que los manantiales adquirieron a lo largo de los años. En dicho lugar yace una cascada fosilizada por la sal, que tiene una caída de unos 50 metros.
Alredor de la ciudad se encuentra Zaachila, un poblado que está a unos 15 minutos. Si acude, no se debe de perder el restaurante "La Capilla", en donde podrá comer todos los antojos regionales preparados de la forma artesanal y con la excelencia culinaria inherente de los oaxaqueños. De regreso a la ciudad pasará por Cuilapan de Guerrero, lugar donde fue fusilado el prócer patrio de ese nombre y hogar de una de las maravillas arquitectónicas del estado.
En Cuilapan se encuentra uno de los conventos dominicos, que junto con Santo Domingo (hablamos de esta iglesia en la entrega pasada) y con Yanhuitlán, forman uno de los más bellos lugares arquitectónicos del país.
Otros sitios que no se debe perder son Arrazola y Atzompa, en donde se elabora el barro negro de la manera tradicional. Con este material se hacen desde pequeños vasos hasta vajillas, cacerolas y ollas. Asimismo, en estos poblados podrá apreciar la elaboración de los alebrijes, figuras intrincadas y multicolores, que por lo general son muy estilizadas, y que representan animales o monstruos dignos de un cuento de JRR Tolkien.
Trate de darse una escapada al litoral oaxaqueño. Las playas de Huatulco, con su complejo hotelero son una de las mejores opciones para vacacionar en el país. Ahí se podrá encontrar un hotel para todos los gustos. Desde el lujoso resort & spa, hasta el hotel que tiene actividades para toda la familia.
Si lo que se desea es gastar menos, pero igualmente visitar las maravillosas playas oaxaqueñas, tiene la opción de ir a Puerto Escondido, paraíso del surf y en donde podrá encontrar un pueblito costero con un gran ambiente fiestero por las noches y unas relajantes playas por las mañanas.
Con esto concluimos una pequeña reseña de lo que se puede hacer en Oaxaca. Pero, sin duda, una de las mejores formas para conocer los lugares más recónditos de este maravilloso lugar, es preguntarle a un oaxaqueño, que como siempre, estaremos gustosos por atenderlo y brindarle nuestra casa para que usted disfrute su estancia.
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